En 2010, el matrimonio de docentes formado por Mariano Miretti y Alejandra González llegó a Gualjaina, Chubut, para encargarse de la dirección de una escuela. 
Tres años después comenzaron una nueva aventura familiar plantando vides en su chacra. En esta zona de clima hostil, los comienzos son siempre difíciles: en el 2015 los Miretti tuvieron que replantar su viñedo y fue recién en el 2021 cuando el proyecto Cielos de Gualjaina logró tener su primera cosecha comercial. 
Basados en la agricultura agroecológica y biodinámica, sus vinos se apoyan en métodos artesanales. El proceso comienza en una prensa vertical manual de madera y el gres patagónico es ingrediente esencial de las ánforas para crianza.