Los estudios universitarios de agronomía de Pancho Bugallo no tuvieron que ver con el amor por el vino. El montañismo era su gran pasión y fue también el impulso que lo llevó al valle de Calingasta, en San Juan, un paraíso para los escaladores. 
Pero un accidente en el cerro Mercedario -puntualmente en la cara sur de la montaña- lo alejó de la actividad y lo llevó a sumergirse en la viticultura. No es casualidad, así, que haya decidido bautizar Cara Sur al proyecto que actualmente comparte con su mujer Nuria, y en sociedad con el matrimonio de Sebastián Zuccardi y Marcela Manini. 
Los vinos de Pancho se caracterizan por la unión entre simpleza y complejidad, con las cepas criollas argentinas como principal inspiración y un terruño que aún ofrece grandes posibilidades de exploración.